Yo no sé cómo, en qué momento, Gustavo Adolfo Garcés (Medellín, 1957) se hizo un poeta muy reconocido gracias a sus poemas cortos, apenas unas pocas líneas, dos líneas a veces, que en ocasiones, incluso, casi escamotean al lector lo que quieren decir. La primera vez que me encontré con un libro suyo, hace ya bastantes años, fue con Breves días, que había ganado recientemente un premio nacional.